
El caso Niemann y el Ajedrez 2.0
Tabla de contenido
Introducción
¿Qué ha podido pasar?
Posibles Soluciones
Conclusiones
Referencias
Indroducción
El mundo del ajedrez lleva semanas conmocionado desde que el pasado 14 de Septiembre de 2022, el campeón del mundo Magnus Carlsen abandonara el torneo Sinquefield Cup sin dar explicación alguna. Desde entonces, ha sido mucho lo que se ha especulado sobre la posibilidad de haber sido una víctima del juego tramposo, pero ha día de hoy ninguna prueba definitiva se ha hecho pública.
Si bien es cierto que en la conciencia colectiva se tiene al ajedrez como juego noble y de honor, donde el juego tramposo no tiene cabida, ya desde los primeros éxitos de las computadoras de ajedrez, allá por los años 90 y el famoso DeepBlue, no han sido pocos los que han intentado imponerse a sus rivales abusando de su “ayuda”. No obstante, siempre habían sido detectados, o eso pensábamos hasta hoy.
Con independencia del resultado de la investigación de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) ha iniciado de oficio, sin entrar hacer juicios paralelos que podrían arruinar la carrera y la vida de presuntos inocentes, en este artículo me dispongo a hacer un análisis de cómo la tecnología podría estar poniendo en peligro el noble deporte-arte-ciencia que es el ajedrez, pero a su vez podría ser su salvación.
My statement regarding the last few weeks. pic.twitter.com/KY34DbcjLo
— Magnus Carlsen (@MagnusCarlsen) September 26, 2022
¿Que ha podido pasar?
Durante toda esta polémica una voz ha llamado especialmente la atención, elevada por el altavoz de las redes sociales, y no ha sido otra que la del magnate norteamericano Elon Musk. En los primeros momentos, amparado por la efímera volatilidad inherente a estas forma de comunicación, sugirió la posibilidad de que Hans Niemann estuviera usando unos dispositivos alojados en su interior. No voy a entrar en más detalles, ya que el mismísimo autor de tal conjetura ha eliminado cualquier tipo de rastro que pudiera quedar en su cuenta de Twitter. Sin embargo no debemos dejar pasar sin más lo ocurrido, como simple broma, ya que podría ser una pista razonable a seguir.
No obstante, la interpretación que podría hacer de aquella sugerencia iría mas bien en otro sentido. Desde 2020 el magnate norteamericano ha hecho público su proyecto para implantar dispositivos en el cerebro, que conectados vía inalámbrica podrían servir a un amplio abanico de aplicaciones. Me estoy refiriendo a Nuralink. Si bien la tecnología necesaria para hacer realidad este proyecto de forma segura y efectiva, en términos de coste, está hoy lejos de ser una realidad, a nadie se le podría ocurrir una manera mejor de lanzar su prototipo que usando el ajedrez. Tal y como en su día hiciera John von Neumann (el autentico, no el de World Open 93), ¿por qué no podría estar esta tecnología detrás de un hipotético caso de fraude deportivo?. Es cierto que el implante cerebral no ha demostrado ser seguro aún para su uso en humanos, y mucho menos se ha a aprobado por los organismos competentes.
Pero, ¿podríamos estar ante el uso de implantes en partes del cuerpo más seguras, que estimularan nervios de con la idea a codificar una notación algebráica que informara de la mejor jugada en cada momento? ¿por ejemplo dedos de la mano [2] y pies, u otras extremidades? ¿Podrían implantarse con el fin de estimular el tacto en dedos dedos de pies y manos con el fin de codificar filas y columnas? ¿Que pasaría entonces con la identificación de la pieza a mover? ¿Como se codificaría? ¿Sería aceptable quizá para un maestro no tenerla codificada? Una cosa está clara, la rapidez de ejecución de jugadas durante la partida induce a pensar que el mecanismo usado es, cuanto menos, ágil.

Estimulación focalizada del tacto basada en implantes
Es curioso como en la siguiente partida, que enfrentó a Hans Niemann con Milos Perunovic en febrero de 2020, el movimiento 23. …, Dc5 de las negras es especialmente extraño y lo que correspondía en esta posición tal y como recomienda Stockfish, es 23 …, Tc5. ¿Podría esta dudosa jugada haber sido fruto de las limitaciones de un sistema de codificación y comunicación de jugadas mediante implantes en dedos?
Pero esta no tendría por qué ser la única posibilidad. La tecnología de dispositivos audífonos inalámbricos ha mejorado notablemente en el último lustro. Hoy día existen micro auriculares que insertados en el conducto auditivo, podrían estar recibiendo señales inalámbricas, y que gracias al IoT (de las siglas Internet Of Things) podrían conectar con cualquier lugar del mundo. Nada impediría por tanto a un observador externo, enviar jugadas ganadoras a un tramposo.
Posibles soluciones
Por supuesto tenemos que afrontar el problema de forma constructiva y mirar siempre hacia el futuro. Buscar aquellas soluciones alternativas para adaptarnos a la nueva situación que genera el crecimiento exponencial de motores de ajedrez y bases de datos. Estoy convencido de que existen mecanismos eficientes para combatir el juego sucio.
La tecnología es un medio, no un fin en sí mismo. No sería lógico, ni de justicia, acusarla de acabar definitivamente con el ajedrez. Mas bien, podríamos intentar usarla para combatir el juego sucio. Prevenir aquellos artificios que, aunque ingeniosos, estarían rompiendo para siempre la magia de esa gran batalla del intelecto que es el juego de las 64 casillas. El uso de inhibidores de frecuencia o incluso salas de juego recubiertas por mallas metálicas, a modo de Jaulas de Faraday, podría ser una solución para evitar comunicaciones inalámbricas indeseadas, sin embargo esto no resolvería el problema para competiciones en la modalidad online, tan en boga hoy día tras dos años de pandemia.
Otras soluciones basadas en el uso de algoritmos y estadísticas que caractericen el rendimiento humano versus máquina, identificando así progresiones inusuales en jugadores a lo largo del tiempo, podrían también servir para mitigar el riesgo del juego tramposo en el futuro, no solo por su eficacia al detectar casos sino como elemento disuasorio.
No obstante el ajedrez se enfrenta a muchos otros problemas. Este es uno más. La mayoría de grandes maestros hoy en día reconocen que el nivel de juego actual desembocará en unos pocos decenios a una superespecialización que abocará el juego rey al aburrimiento más absoluto. ¿Merece la pena entonces aplicar paliativos, o deberíamos buscar remedios más audaces y aceptar la nueva realidad?
Viene al caso recordar que esta no es la primera crisis a la que se enfrenta en el ajedrez. Ya Capablanca, en la década de los 20 del siglo pasado, creyó prever que el ajedrez había llegado a su máximo desarrollo, y observando el número de tablas en el que él mismo incurría (su estilo así lo favorecía) propuso una evolución del juego radical. Ésta incluida pasar de 64 a 100 el número de casillas, y aumentar el número de piezas. Algo parecido a lo que se conoce como Ajedrez Omega. Por supuesto, luego llegó Alekhine y la historia ya sabemos cómo acabó.
Este no ha sido el único intento, Bobby Fischer recuperó un vieja modalidad de juego y la dotó de reglas modernas para la práctica de torneo, esta modalidad es el conocido Fischer Random Chess (FRC o Chess960). Ésta se basada en una disposición aleatoria de las piezas al comienzo de la partida, con el fin de evitar que el ajedrez se apoyara tanto en la teoría de las aperturas y que el medio juego fuera un territorio inexplorado, que favoreciera más la creatividad y la dotes innatas de los jugadores. Dicha modalidad sigue jugándose hoy por hoy en torneos online, y con más fuerza que nunca, de hecho hay hasta un campeonato mundial organizado por la FIDE, que lo ha reconocido oficialmente como modalidad (algo sin precedentes hasta la fecha).
Sin embargo los motores de ajedrez no se han quedado atrás, estos tienen codificadas los criterios esenciales de evaluación de posición y una capacidad enorme de cálculo de variantes. Pero el uso del FCR los hace más humanos, y les quita una de sus mayores bazas: la memoria.
Pero no todo queda ahí, falta el elemento esencial que conecta el uso del FCR con el caso Niemann. ¿Cómo podría ayudarnos en este caso?. Pues podría, y mucho. No cabe duda de que desmontaría cualquier intento de justificación basado en una fortuito, pero oportuno, estudio previo de la linea o variante, o incluso del contrincante. Eliminaría de golpe el factor preparación, y por consiguiente sería mucho más fácil identificar tramposos mediante el uso de análisis y caracterización de jugadas humanas.
Conclusión
Es muy posible que el ajedrez, tal y como lo conocemos hoy, esté abocado a una crisis de dimensiones históricas. Es posible que estemos ante un cambio de era y nuestro presunto inocente este haciendo historia sin saberlo. Una cosa esta clara, en mi opinión: No debemos quedar anclados, sino avanzar y transformar los desafíos en oportunidades de mejora. Todo el acervo generado hasta ahora por la ingente cantidad de mentes brillantísimas que ha dado este maravilloso juego no queda en el olvido, serán nuestros clásicos del mañana. Será la base para desarrollar un método de estudio y aprendizaje. Pero hemos de mirar al futuro. Quizá solo afecte al ajedrez profesional o se extienda también a competiciones entre amateurs, quien los sabe. Abracemos el futuro, que ya es presente.

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